miércoles, 14 de octubre de 2009

Estado Policial


Una vez más y acorde a su espírito represor el Estado español ha detenido y arrestado a una decena de representantes políticos de la izquierda abertzale en su intento de constituir una nueva organización política que defienda los ideales independentistas . Algunos de los detenidos se encontraban en la misma calle. Cinco de estas detenciones se realizaron en la sede del sindicato LAB. La justificación aportada por el gobierno y incorporada a todos los medios convencionales, ha sido la de parar la construcción de la nueva Batasuna. Se les imputa el delito de intentar crear "el nuevo comite directivo de Batasuna".

No es propio de un Estado, y de todo un modelo político que se autodenomina democrático, ilegalizar las ideas en nombre de la democracia, ni poner trabas a la difusión de ningun pensamiento. ¿Donde está la extension de la capacidad para hacer política entre todos los ciudadanos sin discriminación por razón ideológica -como es el caso-, de raza, de clase...? Requisito fundamental que predican los amantes del orden y la ley que debe cumplir cualquier regimen político para ser considerado mínimamente democrático. Y es que, entra dentro de la naturaleza del Estado neutralizar, criminalizar y acabar con cualquier forma de disisencia u oposición. Y el mecanismo inquisidor utilizado por el Estado español para frenar los movimientos opositores y críticos es la Ley de Partidos, elaborada durante el mandato de Aznar para comenzar una período de guerra sucia contra el independentismo en todas sus expresiones.

No es delito tener una coicidencia ideológica con un movimiento de liberacion nacional -que ha optado por el asesinato de civiles, aspecto que rechazo rotundamente- como ETA . Y sin embargo, en la práctica real se encarcelan personas (no relacionadas ni con la izquierda vasca ni con ETA), se censuran ideas y opiniones, se ilegalizan partidos, se boicotean actos políticos independentistas, incluso se persiguen y se atacan los espacios culturales de esa izquierda aberztale, que al margen de que estemos de acuerdo o no con sus posturas, tienen derechos politicos -esos que tanto gustan a los democrátas-. Derechos que les permitan ejercer como representantes políticos de un sector social que los apoya, y, que cada vez más esta siendo aislado, apartado y silenciado.

La Ilegalización de partidos y formaciones políticas independentistas que defienden el derecho de autodeterminación del pueblo vasco representa la verdadera actitud de los partidos mayoritarios frente al conflicto vasco, que nunca sera eliminado por la vía judicial y policial, con la represión y la criminalización.

Creo que en anteriores actualizaciones de este blog, ya he mostrado mi posición y mi postura contraria a los objetivos estatalistas y nacionalistas de la izquierda aberztale y sus posturas teóricas. Pero de nuevo repito el mismo eslogan de otras ocasiones: Si se ilegalizan las ideas y los partidos políticos, que se ilegalicen todos los colores. Que el grandioso e incuestionable imperio de la ley se aplique todos por igual.

viernes, 2 de octubre de 2009

Colectivismo

Volviendo a ojear los planteamientos y las teorias del viejo Kropotkin y de otros defensores del régimen colectivista de los medios de producción y de la misma producción uno se da cuenta de la válidez y la utilidad de antiguas ideologías revolucionarias (acompañadas de los renovados y nuevos valores transformadores) para cambiar radicalmente el orden imperante.

Los medios, intrumentos y mecanismos de producción se concentran en manos de una minoría privilegiada y opulenta que utiliza esa posición para conservar su posición de dominio económico. Minoría enriquecida a través de la miseria y pobreza de sus peones de trabajo. El enriquecimiento de unos pocos, es la miseria y precariedad de otros muchos. Minoría que se ha aprovechado de los logros, éxitos e innovaciones de la colectividad humana, y que como tal han de corresponder a la colectividad humanana, no a un sector social reducido que aprovechandose y utilzando los mecanismos del poder ha conseguido imponer un modelo inicuo y excluyente, en el que los trabajadores venden su fuerza productiva y de trabajo por una cantidad de dinero rídicula e insegura. Un trabajo asalariado que sufre y padece las consencuencias de las crisis del capital. Trabajadores que emplean mas tiempo del necesario para produccir bienes y materias y reciben una remuneración menor a la que se merecen. El producto de su esfuerzo es usurpado sútilmente por el magnate, por el empresario, por el dueño de la fábrica... Al hilo de ésto, y aunque las ideologías revolucionarias encuentren en el obrero a su principal protagonista, no hay que olvidar, que el flujo revolucionario ha de propagar entre toda la sociedad, entre todas las clases sociales y ha de suponer el fin de la subordinación de las personas.

No hay mas dueño de la tierra que el ser humano, y no hay derecho a que esa tierra sea explotada por el campesino y su producto corresponda al propietario. Propietario ilegítimo que a través del transcurso del tiempo y del proceso paulatino de instalación de este sitema de propiedad privada se ha apropiado de lo que no le pertenece. Propiedad privada de los instrumentos de produccir que supone un impedimento para el desarrollo pleno y efectivo de los mismos.

La tierra y los mecanismos para producir bienes y materias que pertiman al ser humano vivir olgadamente, crecer,desarrollarse como persona y todo lo que rodea a la vida humana han de recaer en manos de la colectividad, que con total autonomía deberá decidir sobre el destino de la producción y la producción misma. La comunidad de los trabajadores organizada según el comunismo anárquico y siguiendo el principio " de cada uno según sus capacidades, a cada uno según sus necesidades".

Una vez planteadas las críticas al modelo socieconómico de propiedad privada de los medios de producción y aportadas las tesis, argumentos y objetivos del sistema colectivista que reivindica la comunidad de bienes como concrección de la idea de igualdad, se plantea el interrogante de los medios y mecanismos para llegar a tal meta.

Expropiación como medio, para conseguir el bienestar como fin. Empleando una cantidad de tiempo mucho menor a la que actualmente se emplea para producir bienes y materias se pondría mantener un ritmo de vida en el que el bienestar se extendiera a toda la sociedad. Un trabajo que provenga de la actividad colectiva y cuyo fruto se destine a la colectividad.
Pero expropación total, absoluta y no parcial de los mecanismos e instrumentos de explotación y opresión que han servido y siguen sirviendo a las clases dominantes para perpetuar su dominio.
Si se aboliera la figura del propietario de las tierras y se entregaran las mismas a los campesinos para que estos la trabajen, pero en otro terreno se mantuviera al banquero o al patrón, la expropiación revolucionaria no tendría el efecto esperado.






Todo ésto, que duda cabe, sin sometimiento a ningún tipo de poder permanente ni autoridad jerárquica e instituida.