jueves, 26 de septiembre de 2013

Sobre la democracia participativa

La democracia deliberativa pasa necesariamente por un cambio de prioridades en la escala de valores políticos de los ciudadanos. Pasa por recuperar algo de la libertad de los antiguos y renunciar a parte de la falsa libertad de los modernos (recordando el genuino texto de Constant). Pasa por potenciar una mentalidad en la que el individualismo moderno que delega ciegamente la cosa pública en favor de autonomía y ocio alieante, sea desplazado por la virtud cívica, por el apego a lo común y lo colectivo.

Y muy al contrario de lo que sostiene la teoría económica de la democracia, de la que procede la tesis de la elección racional (las decisiones de los individuos siguen la lógica egoista coste/beneficios personales), participar en la esfera pública, no puede concebirse como un coste, sino como un compromiso, un ideal y una forma de entender la realidad política.

Para conseguir este ideal de ciudadano cívico, política, social e ideológicamente elevado, solo hay un camino: educación, instrucción y pedagogía ética.

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